Las consecuencias de la nevada histórica en Huerto Pinar

La gran nevada del pasado enero ha dejado en el recuerdo no solo atípicas y blancas estampas en el paisaje urbano de nuestra ciudad, sino también una devastadora huella que será difícil de borrar. La masa forestal de nuestros parques y jardines ha quedado muy afectada sufriendo grandes pérdidas y destrozos por todo el barrio debido al paso de la borrasca Filomena.

Los pinos del Pinar de San José han sido duramente castigados por el temporal, primero de nieve y hielo y después de viento, dejando un paisaje desolador de amasijos de ramas y pinos caídos.

Después de aunar esfuerzos durante las primeras semanas del invierno, contando con la ayuda del Ayuntamiento para la poda y la mejora en la conservación de estos jóvenes pinos que conviven entre nuestros bancales, no hemos podido evitar que algunas de sus ramas cedieran o se partieran por el excesivo peso de la nieve acumulada en sus copas. Desde el Ayuntamiento se procedió a realizar labores de inspección para evaluar los daños. Se concluyó que dos de los pinos estaban muy dañados. Uno se podría salvar, pero el otro debería ser talado debido al estado de su copa. Al perder casi la mitad de sus ramas queda desprotegido del viento y puede sufrir el denominado efecto bandera ocasionando la caída repentina de su tronco.

Esta triste situación la hemos sufrido especialmente los hortelanos y hortelanas del Huerto Pinar, ya que dentro del perímetro del huerto se encuentran ubicados 7 de los pinos piñoneros que se plantaron durante la última reforestación del Pinar acontecida en el ya lejano 2004. Un dato que cabe destacar, ya que desde entonces los responsables directos del mantenimiento del parque no han vuelto a repoblar otras zonas o tan siquiera reemplazar los pinos que han ido desapareciendo con el paso del tiempo.

Pero el Huerto Pinar no ha sido una excepción. Muchos árboles de otros huertos urbanos comunitarios se han visto también afectados con el consiguiente peligro para los usuarios y visitantes. Por todo ello, el Ayuntamiento ha considerado mantener estos espacios cerrados temporalmente hasta que se haga una valoración plena de los mismos. No obstante, la comunidad hortelana sigue en contacto con los responsables del Área de Medio Ambiente para que agilicen los trámites y se proceda a la recuperación y limpieza de los árboles afectados y conseguir así, abrir lo antes posible este espacio agroecológico a los vecinos y vecinas del Barrio. 

Entre los compañeros y compañeras hortelanas hay mucha resignación e impotencia por lo ocurrido, pero también nos ha ayudado a recordar algo muy importante, que la acción vecinal se crece ante la adversidad. Sentimientos agridulces que ha podido expresar con sinceridad nuestro compañero hortelano José:

“Creo que la nevada provocada por Filomena ha sido histórica en Madrid, dejando imágenes por toda la ciudad que difícilmente se van a repetir. O quizás sí, porque estos eventos tan extremos que vivimos a día de hoy sólo nos muestran que el famoso cambio climático está aquí. El problema es que seguimos con nuestros hábitos como si nada pasara, dando más importancia al día a día que levantando la vista y viendo en perspectiva el efecto que nuestro modo de vida ejerce sobre el Planeta.

[…] todos pasamos de la sorpresa y alegría inicial de ver la nieve en nuestra ciudad a la tristeza de ver como nuestra vegetación urbana sufría en primera persona el efecto de la nieve. Pasando entre medias por algo que los madrileños no hacíamos desde hace mucho, mucho tiempo: colaborar con vecinos y extraños por un objetivo común, limpiando aceras, accesos al Metro o simplemente ayudando a sacar los coches aparcados en la calle. Sin olvidar que hemos aprendido la importancia que tienen las palas.”

Y eso es cierto, entre el caos y la inacción de esos días, algunas personas del huerto conseguimos organizarnos y ayudar con nuestras azadas, picos y palas a improvisados grupos vecinales de limpieza que retiraron de nieve y hielo accesos a servicios públicos tan importantes como son el Centro de Salud Guayaba o los Colegios Pinar de San José y Brotmadrid.

Fotos: Ana González, José Melo, Mar Barroso, Agustín Doblado y Belén de Gregorio

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